Taiwán se erige como una nación independiente, con su propia constitución y representantes democráticamente elegidos. A pesar de ser su mayor socio comercial, China no oculta su ambición de absorber a Taiwán como una provincia más, y está dispuesta a recurrir a la fuerza si es necesario. Esta sombra amenazante se cierne constantemente sobre la isla, desafiando su derecho a la autodeterminación y poniendo en peligro la frágil paz de la región.
¿Cómo llegamos hasta aquí?
A aproximadamente 2000 kilómetros de distancia de China se encuentra la isla de Taiwán, históricamente habitada por indígenas. Fue parte del imperio chino durante la dinastía Qing, colonia japonesa en 1895 y luego de la segunda guerra mundial, con la derrota del partido Kuomintang en 1949, por el partido de Mao Zedong, su líder trasladó su gobierno a la isla. La reunificación entre estos territorios según la actual República Popular China es considerada una “misión histórica”.
Los principales partidos políticos taiwaneses son el Kuomintang (pro-chino) y el Partido Progresista Democrático (pro-independencia). Este último representa al oficialismo con la actual presidenta Tsai Ing-wen. Solo 12 países y el Vaticano reconocen al país taiwanes, siendo EEUU su aliado más fuerte. La nación China presiona para que este número no se eleve.
El "consenso" de 1992 entre ambos países establece que solo hay una China, pero ambos bandos no concuerdan en lo que eso significa. La presidenta Tsai Ing-wen, desconoció abiertamente en 2016 el consenso, esto llevó a China a tomar medidas económicas, diplomáticas y militares para debilitar a Taiwán. Estados Unidos se opuso a estas acciones. Tsai ha rechazado rotundamente el modelo de "un país, dos sistemas" propuesto por China.
El presidente chino Xi Jinping ha dejado clara su intención de hacer de China la principal potencia mundial, aumentando significativamente el presupuesto de defensa. La situación en Taiwán no parece muy lejana a la invasión rusa de Ucrania, generando temores de que Taiwán podría ser la próxima en sufrir una agresión similar. Mientras China desarrolla el Ejército Popular de Liberación, Estados Unidos prioriza los "ataques conjuntos de precisión a larga distancia en varios dominios". Hoy EEUU está en la cuerda floja diplomática con China. Tiene bases militares rodeando sus costas desde Australia hasta Japón. El Mar Sur chino está cercado por islas aliadas a EEUU. Taiwán se encuentra en la primera cadena de islas en el territorio marítimo.
A su vez, no debemos olvidarnos que la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, fabricante de chips de computadora, tiene más de la mitad del mercado mundial. En el caso de una invasión china, este país tomaría un control importante de la economía global, pero también la afectaría gravemente, incluso más en un mundo dónde la inteligencia artificial está en pleno desarrollo. Este es el principio de defensa principal de Taiwán. Si China y Estados Unidos reducen su dependencia de esta compañía, sería peligroso.
Cabe mencionar que el mes pasado, la actividad militar en el estrecho de Formosa aumentó notablemente. Se registraron movimientos inusuales cuando 212 aviones chinos cruzaron lo que se conoce como la "línea media", la defensa aérea taiwanesa. China afirmó que estos aviones de combate estaban simplemente monitoreando la presencia de la Marina estadounidense y sus aeronaves en la región. Además, se llevaron a cabo conversaciones telefónicas entre funcionarios chinos y estadounidenses para abordar la situación. Como vemos, es un contexto diplomático tenso, donde cualquier movimiento es visto con sospecha.
En consecuencia, el presidente Xi Jinping se reunió el 10 de abril con el ex presidente taiwanés Ma Ying-jeou en China, buscando proyectar una imagen de deseo por una unificación pacífica ante el mundo. Mientras tanto, el Kuomintang llevó a cabo visitas tanto a China como a Estados Unidos, en un intento de equilibrar las relaciones entre las dos potencias.
Por su parte, el presidente Biden se encontró con la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, reafirmando su apoyo a Taiwán en medio de la creciente influencia china en la región e invirtiendo 8.1 mil millones de dólares para fortalecer las defensas de Taiwán y otros países del Indo-Pacífico.
El estrecho de Formosa sigue siendo un hotspot en el tablero dónde Taiwan lucha por mantener su independencia en un mundo dominado por gigantes. Esto nos deja preguntando: ¿Cuál será el próximo movimiento en el juego?
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