Argelia fue uno de los últimos países árabes en acceder a la independencia y, sin duda alguna, el que más sufrió para conseguirla de los países africanos. Francia no dudó en emplear en este estado árabe todos los medios para retenerla como principal recuerdo de su imperio colonial. El principal argumento que tenía el país galo para retener este territorio era que Argelia no era una colonia, sino una prolongación de Francia.
La frustración argelina, que suponía la falta de eco de sus deseos, se convertía en enojo, estrés y, sobre todo, desagrado al ver cómo otros pueblos de su misma cultura, religión e idioma lograban sus objetivos independentistas, y ellos comenzaban a hacerse más notorios en su pedido luego de la guerra de Indochina en 1954, a pesar de las objeciones de Francia. Se fundó el Frente de Liberación Argelino, el partido más importante de la independencia, donde empezaron a usar la violencia para poder deshacerse del yugo francés y ser, por fin, un país libre.
En París, la situación que ocurría en Argelia no tardaría en constituirse como el principal motivo de preocupación y enfrentamiento político en el gobierno de Charles de Gaulle con los demás partidos que componían el Senado. El conflicto, que resaltaba por su violencia, hizo caer de manera más o menos directa varios gobiernos. A su vez, fue de influencia la guerra de Egipto contra Inglaterra por el canal de Suez, que sucedia en simultáneo. Los independentistas argelinos unían a sus sentimientos patrióticos y nacionalistas otras ideas nuevas, las que irradiaba el nuevo régimen egipcio liderado por Nasser; quien había desafiado a Gran Bretaña con la nacionalización del canal de Suez y propugnaba la unidad de los pueblos árabes bajo un socialismo de corte panárabe, que estaba prendiendo entre muchos políticos, principalmente en Irak y Siria.
La guerra, que se prolongó desde 1954 hasta 1962, fue larga y cruenta, marcada a sangre y fuego en la historia del país. Tanto el ejército francés, imbuidos de un fanatismo impropio de una sociedad supuestamente democrática y civilizada, como los guerrilleros del FLN, rivalizaron en el recurso a la violencia, la tortura y el asesinato, a menudo indiscriminado. La crónica que narra este conflicto está repleta de hechos terribles, como el asesinato de 123 colonos franceses en la provincia de Constantina durante el mes de agosto de 1955 y la reacción de los soldados galos, que respondieron con la matanza de cerca de 12.000 argelinos.
La guerrilla del FLN consiguió la debilidad de las autoridades coloniales y De Gaulle logró imponerse sobre los colonialistas de Argelia. En el año 1962, luego de un baño de sangre brutal de ambos lados, se iniciaron las negociaciones. Tras 8 años de guerra entre los nacionalistas y el gobierno de Francia, se llegó a la firma de los Acuerdos de Evian en marzo de ese mismo año. El 3 de julio se declaró oficialmente la independencia de Argelia, reconocida por la ONU en octubre del mismo año. Así, tras 130 años bajo el yugo francés, se estableció un gobierno provisional en Argelia.
Pero, ¿cómo se relaciona la violencia que se implementó en Argelia y en Argentina? La guerra colonial francesa tuvo un impacto considerable en la sociedad argentina, cuyas marcas pueden encontrarse en la extrema derecha, el catolicismo, la izquierda y las organizaciones guerrilleras. Puesto que tanto el Estado argentino como la guerrilla han recurrido a la violencia indiscriminada.
Durante la última dictadura argentina transcurrida entre los años 1976 a 1983, ocurrieron violaciones a los derechos humanos y crímenes de Lesa Humanidad que fueron juzgados años después, pero: ¿de dónde surgen los métodos de tortura utilizados?
Los documentos recolectados por las Relaciones Internacionales, demuestran que Francia enseñó lo que se conoce como la “doctrina de Guerra Sucia” en la historiografía general y argentina desde 1957. En los manuales ya se hablaba de secuestros, torturas y desapariciones de cuerpos que fueron usados como métodos de represión durante la guerra de Argelia. Numerosos generales de nuestro país, que luego fueron parte del Proceso de Reorganización Nacional, llevaron a cabo secuestros y torturas. Los franceses jugaron un papel decisivo en la formación de los generales argentinos a través de la Escuela Superior de Guerra de Francia, donde estudiaron y luego ocuparon altos cargos en los gobiernos de facto de países latinoamericanos. En estos roles, los oficiales galos impartieron cursos, conferencias y publicaron análisis teóricos y prácticos sobre la lucha antisubversiva. En 1963, la influencia se vio reforzada por la presencia de algunos miembros de la O.A.S. (Organización del Ejército Secreto francés), quienes, fugitivos de la justicia francesa, se establecieron en Latinoamérica con la colaboración de líderes militares argentinos.
Durante un extenso período, estos oficiales, formados tanto en Francia como en cierta medida en Estados Unidos, fueron capacitados con el propósito de sofocar movimientos e impartir violencia contra grupos socialistas y marxistas en Latinoamérica, en el contexto de la Guerra Fría. Esta educación tenía como objetivo principal debilitar los movimientos de izquierda en la región, controlar la influencia de las ideologías izquierdistas; muchos de ellos relacionados con la Unión Soviética. Es más, hasta el mismo Nasser era respaldado por la potencia soviética, durante este período, como también sucedió durante la Revolución cubana y la crisis de los misiles.
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