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CHINA-TAIWAN: Las estrategias chinas que ponen en jaque la concepción del poder

Foto del escritor: Luisina MaidanaLuisina Maidana

Expulsando a los holandeses en 1662, fue que el líder de la Dinastía Ming, Cheng Ch’eng-kung, estableció el primer gobierno Chino en Taiwán. Como resultado de la Guerra Sino-Japonesa, la isla fue cedida a Japón. No es hasta finales de la Segunda Guerra Mundial que Japón debió entregar todos los territorios que había ocupado en China. En 1946 se retoman las hostilidades de la Guerra Civil China, iniciada en 1927. El partido nacionalista, el Kuomingtan, fue derrotado por el lider comunista Mao Zedong. Los vencidos se refugiaron en Taiwán y el líder del Kuomintang se convirtió en el presidente de la isla en el 2000, defendiendo la independencia del territorio. Como respuesta, China aprobó la ley anti secesión, que establece: “contener y luchar contra la secesión de Taiwan de China”. A partir de entonces, las relaciones han ido variando en su nivel de tensión, pero nunca han dejado de ser inestables.


Estados Unidos ve a Taiwán como el ejemplo perfecto para defender y propagar sus ideales de desarrollo y democracia y es por esto que le provee ayuda constante. Recientemente, el presidente Biden aprobó la contribución de 567 millones de dólares destinados al mejoramiento de las capacidades militares de Taiwán. La presencia de la potencia norteamericana en la isla ilustra el conflicto entre China y Taiwán como algo que va más allá de lo regional; es la lucha entre las autocracias y las democracias.


China, decidida a dar pelea, respondió a la asistencia económica de EEUU. A través de la cancillería, advirtió que Estados Unidos, ayudando a Taiwan, solamente aumenta el peligro de sufrir las consecuencias de sus propias acciones, ya que la  determinación de China a oponerse a la independencia de Taiwan no va a cambiar.


La oposición a la independencia taiwanesa va ligada al deseo de anexar la isla al país. Pero, ¿de qué manera China planea hacer eso? Por el crecimiento armamentístico de China y la represiva actitud de su líder, Xi Jinping, las opciones más previsibles siempre fueron el bloqueo o una invasión militar. Sin embargo, la perspectiva hacia esta cuestión ha de ser reconsiderada. Por un lado, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington, ha planteado que hay un alto nivel de posibilidad de que China esté trabajando en una tercera vía: la cuarentena. Este camino de acción consistiría en no utilizar métodos de guerra directos, sino generar un aislamiento profundo de la isla a través de la intervención de suministros vitales y controlando el tráfico marítimo y aéreo de la zona, ya que cada vez la presencia China aumenta en los alrededores de la isla.


De todas formas, la cuarentena no es el único paso que China parece ingeniar. Por más que hay una cuestión territorial en juego, el sueño chino consiste en una revitalización de la sociedad china y, consecuentemente, conseguir la gloria nacional. Es por eso que aplica sobre Taiwan métodos de poder más blando, para generar la reacción desde adentro. El artículo Soft Power in China's Security Strategy relata que estas estrategias se basan, en primer lugar, en buscar construir lazos sociales con los habitantes de la isla. Esto se hace demostrando que China comparte una misma historia con Taiwán.  En segundo lugar, resaltar la interdependencia económica entre ambos, ya que China es el vínculo comercial más importante de Taiwán. De esta manera, busca generar la percepción de que China está comprometida en apoyar los intereses de Taiwán.


Reconocer estas vías de acción es entender que se están repensando las estrategias de coacción. Es revolucionario debido a que China parece modificar su manera de obtener sus objetivos y la reacción a esto debe ajustarse. Es inevitable cuestionarse cómo está modificándose la concepción y la forma del uso de la fuerza de las naciones en general, considerando, en este caso, la manipulación de recursos vitales y el poder blando. Pero, pensando internacionalmente, se le pueden sumar factores como la tecnología, la inteligencia artificial, las fake news, etc.


Son cuestiones que están en la escena hace rato, pero que cada vez van tomando más predominancia. Se sabe lo que es, pero no se tiene muy en claro cómo controlar ni reaccionar frente al uso de estas nuevas estrategias que dejan de lado lo militar pero que, de igual manera, presentan un alto nivel de peligrosidad. Este nuevo sistema está desafiando la vulnerabilidad de los estados.


El caso de China con Taiwán es el gran ejemplo de por qué se hace un uso meticuloso de la interdependencia y de poderes intangibles. Estos factores son los motivos por los cuales Estados Unidos insiste en la defensa de la soberanía de Taiwán. La concepción del poder es algo dinámico y, como estas superpotencias luchan por el poder, quien logre su objetivo es quién va a demostrar tener el dominio frente a estas cuestiones.


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