Por: Lourdes Cardozo
En el dinámico escenario internacional, los líderes políticos son quienes trazan el rumbo de la agenda global, la cual ejerce una influencia decisiva sobre las relaciones internacionales. Con la proximidad de las elecciones en Estados Unidos, resulta crucial informarse y entender las visiones geopolíticas de Donald Trump y Kamala Harris, ya que sus enfoques no sólo marcarán el futuro del país, sino también el rumbo de la política mundial.
El líder republicano adoptó durante su mandato (2017-2021) una política exterior nacionalista bajo el lema “America First”. Dicha estrategia se centraba en renegociar acuerdos comerciales, reducir la cooperación internacional y redefinir el papel de los Estados Unidos en el escenario global. En consonancia con esta visión, expresó su descontento con instituciones multilaterales como la OTAN, criticando a los países aliados por las disparidades en sus contribuciones financieras y, en más de una ocasión, amenazando con retirar a EEUU de la alianza.
Frente al creciente ascenso y predominio cada vez más latente de China, Trump llevó a cabo una guerra comercial con la RPCH, aplicando elevados aranceles en un intento de proteger los intereses económicos del país norteamericano.
En cuanto a los conflictos actuales en la agenda internacional, el líder republicano mantuvo una postura abierta al diálogo con Putin durante su presidencia. No obstante, tras la invasión rusa a Ucrania en 2022, su posición se ha tornado ambigua. Es decir, Trump no ha respaldado un fuerte compromiso de EEUU en apoyo a Ucrania y ha insinuado que, bajo su liderazgo, se llevaría a cabo una negociación rápida entre Washington y Moscú.
En relación al conflicto entre Israel y Gaza, adoptó una postura fuertemente pro-Israel. Además, fue muy crítico del grupo Hamas, calificándolo como una organización terrorista y apoyó de manera firme el derecho de Israel a defenderse. Su visión estuvo alineada con el ala más dura del gobierno israelí, convirtiéndolo en uno de los presidentes más pro-Israel en la trayectoria norteamericana.
Por otro lado, la candidata Kamala Harris, como parte de la administración de Biden en su rol de vicepresidente, ha promovido el regreso al multilateralismo y es previsible que mantenga esa línea en su visión geopolítica, enfocándose en la reconstrucción de alianzas tradicionales y en la reinserción de EEUU en organizaciones multilaterales (OTAN) y acuerdos internacionales (acuerdo de París), en contraste con el enfoque unilateral de Trump.
En relación con China, la demócrata apoya un enfoque que busca equilibrar la competencia con la cooperación. Esto mismo se reflejó durante el mandato de Biden, en donde se han centrado en contrarrestar las prácticas comerciales de China y su influencia tecnológica, buscando áreas de colaboración en temas de interés común, como lo es el cambio climático.
En cuanto a su postura sobre el conflicto Ucrania-Rusia, ha adoptado una posición comprometida en apoyo a la soberanía ucraniana. De esta manera, desde el inicio del conflicto, han proporcionado asistencia militar y financiera significativa a Ucrania para sus estrategias defensivas. Además, Harris ha insistido en la importancia de redefinir el orden internacional basado en reglas y en el respeto por la integridad y la soberanía territorial de las naciones, argumentando que la agresión rusa no solo impacta a Ucrania, sino también a la estabilidad global. Por dicho motivo, han impuesto fuertes sanciones económicas a Rusia, con el objetivo de aislar y debilitar su capacidad para financiar la guerra.
Con respecto al conflicto Israel-Gaza, la vicepresidente ha continuado el apoyo a Israel, pero con un enfoque más matizado que el de Trump. Si bien la administración mantiene una postura crítica hacia Hamas, considerándola también como una organización terrorista, han defendido un enfoque más diplomático y multilateral, abogando por una solución de dos Estados coexistentes y la promoción de la ayuda humanitaria a los palestinos.
En conclusión, las visiones geopolíticas de Trump y Harris representan enfoques opuestos: Trump se centra en la unilateralidad y el nacionalismo; mientras que Harris aboga por el multilateralismo y la cooperación internacional. Dichas diferencias, no solo direccionarán la futura política exterior estadounidense, sino que también influirán en su papel en el orden internacional, las alianzas y los valores globales que pretendan promover.
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