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DEL CENTRO CULTURAL KIRCHNER AL PALACIO LIBERTAD: ¿UN CAMBIO DE NOMBRE O DE IDEOLOGÍA?

Foto del escritor: Tiago DisabatoTiago Disabato

¿Un centro cultural? 


La que antiguamente era la Casa Argentina de las Telecomunicaciones y el Correo Nacional, es desde el 2015 un centro cultural donde, de manera gratuita, cualquier ciudadano o turista puede acceder para disfrutar de sus actividades. 


Desde su inauguración, este “centro cultural” ha sido un foco de debate que gira en torno a la polemicidad de su nombre. La renovación de este antiguo edificio le costó al Gobierno Argentino más de 700 millones de dólares y por una gran cantidad de “casualidades” fue inaugurado en el año 2015, año electoral, en el cual Cristina Fernández de Kirchner no podría renovar su cargo como presidente de la Nación y buscaría dejar un sello (que parecía ser inamovible) en la ciudad de Buenos Aires. 


Con el pasar de los años, la caída estrepitosa en términos de imagen de la ex familia presidencial (dada entre otras cosas por los resultados económicos de su última gestión y la condena a la vicepresidente por la causa vialidad) ha dado a sus opositores, una oportunidad única para eliminar todo tipo de rastro de su paso por la política, y el Centro Cultural Kirchner no logró resistir el advenimiento de la llamada “batalla cultural”. 


El flamante Palacio Libertad


El ascenso al poder de la coalición entre la Libertad Avanza y el ala derechista del PRO, encabezado por el libertario Javier Milei, suponen un cambio de eje ideológico tangible en medidas como las que se discuten en este artículo. 


La gran ola de cambios propuesta por la nueva gestión nacional, comienza a dar a luz a través de este tipo de medidas, que no implican un tratamiento exhaustivo en las cámaras del Congreso. Si bien en un principio se rumoraba nombres como el de “Jorge Luis Borges” o “Gustavo Cerati”, la administración pública, a través del vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció el pasado miércoles 8 de mayo que el “CCK”, pasará a llamarse “Palacio Libertad”. 


¿Cuál es entonces la necesidad del cambio?


Desde un punto de vista, el renombre al centro cultural no afecta en absoluto sus actividades ni su función para el ciudadano argentino. Sin embargo, visto desde la perspectiva gubernamental, el Palacio Libertad, pasa a ser uno de los primeros bastiones del prematuro oficialismo. Podríamos decir, entonces, que el antiguo edificio del Correo Nacional, es ahora un punto de referencia del actual gobierno, el cual estará a la vista por al menos 3 años. 


A modo de conclusión, es evidente que ante este tipo de resoluciones, el cambio de nombre del centro cultural es ideológico, pero por lo que realmente resalta esta medida es que, si bien en estos tiempos puede significar un mero cambio nominal, es el intento por parte del presidente de terminar con los auto-homenajes de los referentes en su paso por la política, para comenzar a unir a los argentinos bajo el lema de la libertad, que bien enaltece nuestro himno y nuestra Constitución. 


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