Por: Juan Ignacio Cuenllas
En el vasto panorama económico de Europa, un fenómeno persistente amenaza con socavar el crecimiento, la innovación y la estabilidad financiera: las empresas zombies. Estas entidades, conocidas por su incapacidad para generar suficientes ingresos para cubrir sus costos de operación y financiamiento, persisten en el mercado gracias a medidas de apoyo financiero y a menudo se convierten en un lastre para la economía en su conjunto. Se trata de empresas que deberían estar en quiebra, pero se mantienen operando de manera artificial por los financiamientos por parte de los bancos y otras medidas de los gobiernos. En general, presentan un alto nivel de endeudamiento y tienen problemas para generar flujos de caja.
Desde la crisis financiera de 2008 la presencia de empresas zombies ha ido en aumento en toda Europa, erosionando la eficiencia del mercado y obstaculizando la asignación óptima de recursos. Este complejo fenómeno es crucial para comprender los desafíos económicos que enfrenta la Unión Europea y para identificar estrategias efectivas que fomenten un crecimiento sostenible y fuerte.
La crisis financiera internacional de 2008, que tuvo su origen en la especulación en el mercado hipotecario de Estados Unidos, generó recesión en varios países y debilitó el tejido empresarial. Sus efectos aún persisten en la economía europea. Muchas empresas, especialmente en sectores como la construcción, que representa un 22% de las empresas zombies en España, seguido por el comercio con un 21% según datos de Insight View, se vieron afectadas por la contracción económica y lucharon por mantener su viabilidad financiera. Para poder hacer frente a esta crisis, los gobiernos intervinieron para rescatar empresas en dificultades mediante programas de apoyo financiero, garantías de préstamos o nacionalizaciones temporales. Si bien estas medidas pueden ser necesarias para evitar un colapso económico inmediato, también pueden perpetuar la existencia de empresas no viables a largo plazo, repercutiendo en toda la economía nacional e incluso internacional.
Por otra parte, estas empresas representan un riesgo para el sistema financiero, especialmente si dependen en gran medida de la financiación bancaria. Si incurren en graves problemas de solvencia o quiebran, pueden generar pérdidas significativas para los bancos y otros prestamistas, lo que a su vez puede afectar la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.
Un ejemplo de un muerto viviente es Premier Food. Esta empresa es la más importante productora de alimentos en el Reino Unido, pero quedó con cerca de US$2.000 millones de deuda debido a un proceso de expansión entre 2004 y 2007. Para tener una dimensión del problema de su financiamiento y rentabilidad a futuro, en 2023 registró ingresos que apenas superan los £1.122 millones, con un gasto aproximado de £1.010 millones y un beneficio después de impuestos de £112 millones.
¿Alguna solución? Algunas de las principales ideas para poder reducir la cantidad de éstas empresas son, en primer lugar, aumentar la tasa de interés; lo que podría reducir el financiamiento a estas compañías como también provocar la quiebra de muchas. En segundo lugar, es necesario promover regulaciones para detectar y sancionar a las empresas zombies, y limitar el apoyo a las empresas que verdaderamente requieran ayudas estatales.
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