top of page

EL ARTE DEL FEMINISMO: LAS OBRAS QUE LLEVARON AL SUFRAGIO FEMENINO

Actualizado: 21 jun 2024

Por: Lourdes Luna


El arte es una de las claves de las transformaciones políticas. Desde una canción en la radio hasta un cuadro en una galería, el arte es la voz del cambio: transmite entre sus audiencias los reclamos de libertad y justicia y despierta nuestra conciencia sobre nuestro entorno actual.


Es común escuchar como crítica a las artistas de hoy en día, que el uso del arte como denuncia política es una “moda”, pero es un error. Desde el siglo XVII, con Sor Juana Inés de la Cruz, que en sus poemas se burlaba de la sociedad hipócrita y machista, hasta la Revolución Francesa, las obras de arte comenzaron a mostrar a las mujeres en un  rol protagónico en la transformación de su realidad social y política.


Argentina no puede abandonar este legado artístico revolucionario: su sociedad está hecha de culturas entrelazadas. Cuando las mujeres levantaron su voz para hacer valer sus opiniones en el ámbito político, lo hicieron mediante las obras de arte. Escritoras como Alfonsina Storni o Silvina Ocampo, abrieron paso a las mujeres en la literatura latinoamericana. Desde poemas hasta novelas, en el fondo escondían protestas sobre la opresión y las expectativas de género que fortalecían  al movimiento feminista creciente del país. Como escribía Alfonsina en sus columnas tanto para La Nota como para La Nación: “Llegará un día en que las mujeres se atrevan a revelar su interior; este día la moral sufrirá un vuelco; las costumbres cambiarán”.


Sin embargo, este movimiento no podía excluir a aquellas mujeres que no accedían a ámbitos académicos: el cambio debía hacerse entre todas. Mediante la publicidad televisiva como el cortometraje de Las Mujeres pueden y deben votar (1951) del cineasta Luis José Moglia, se incentivaba la discusión de las responsabilidades civiles y políticas en las mujeres de toda la sociedad, mientras que estrellas de radioteatro como Nini Marshall, o productoras como Paulina Singerman, demostraron el papel protagónico que el género podía asumir en la industria cinematográfica. Finalmente, el sufragio femenino se aprobó en 1947 con la Ley de Voto Femenino, siendo ejercido por primera vez en 1951.


Uno de los trabajos del arte es cuestionar el presente y ponerlo a prueba. Cada vez más artistas femeninas se abren paso en la industria, y es cotidiano que la música, las películas o los libros tengan denuncias sobre disconformidades sociales. Esto elevó múltiples críticas, como que “los artistas no deberían asumir roles políticos”. Tenemos, como oyentes y observadores, que preguntarnos, ¿Realmente estamos escuchando a nuestros artistas de hoy en día? ¿Los artistas de ahora usan el arte para dejar un mensaje? Más importante aún, ¿El arte debe ser siempre una herramienta política? 


Lo único seguro es que el cambio social siempre debe incluir al arte en su proceso: para preparar una sociedad receptiva a un cambio, debemos evitar que sea solamente una descripción de la realidad y volverlo un transporte de ideales entre esta generación y las futuras. Un recordatorio de que la lucha por los derechos jamás termina. 


Comments


bottom of page