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ELECCIONES EN MÉXICO: ¿Y AHORA QUE?

Foto del escritor: Santiago López MicossiSantiago López Micossi

Por: Santiago López Micossi


El pasado domingo se celebraron las elecciones federales de México, elecciones que se vieron marcadas por dos hitos históricos; uno de ellos, para celebrar, el otro, para llamar a la reflexión al pueblo y, sobre todo, a los dirigentes mexicanos. Adicionalmente, distintos expertos advierten sobre una potencial vuelta al unipartidismo.


En primer lugar, Claudia Sheinbaum, del Partido MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional), se convirtió en la decimocuarta mujer en alcanzar la presidencia de un país latinoamericano, tras los pasos de otras jefas de Estado como Isabel Martínez de Perón, Cristina Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff, Michelle Bachelet o las más actuales Xiomara Castro, Diana Bouluarte o Jeanine Añez, estas dos últimas por situaciones de vacancia de poder. Dentro de su carrera política, Sheinbaum anteriormente se desempeñó como jefa delegacional del distrito de Tlalpan (cargo similar al jefe comunal en la Ciudad de Buenos Aires) y como alcaldesa de la Ciudad de México, cargo que la impulsó a la carrera por la presidencia.


En segundo lugar, estas elecciones fueron manchadas por los asesinatos de múltiples candidatos a distintos cargos en los tres niveles. Se estima que entre septiembre de 2023 y mayo de 2024 más de 500 personas fueron víctimas de violencia política sufriendo actos que van desde amenazas y secuestros hasta asesinatos, lo que calificó a estas elecciones como las más violentas de la historia mexicana. Estos números ilustran una realidad en la que se ve inmerso el país desde hace ya décadas: bandas de crimen organizado y narcotráfico responden a las órdenes de figuras políticas que buscan cumplir sus intereses particulares.


Ahora bien, según distintos analistas, el avasallante resultado de Sheinbaum podría traer consigo un dominio en varias esferas del poder. Con el 59,36% de los votos (rompiendo el récord logrado por su fundador, Andrés Manuel López Obrador, en 2018) MORENA consiguió extender su presidencia por seis años y quedó cerca de reunir la mayoría de dos tercios en el Congreso, necesaria para reformar la Constitución. Los opositores temen que Sheinbaum siga por el mismo camino que López Obrador, quien buscó centralizar el poder y escapar del control de una clase política corrupta, atropellando a cualquier institución que se interpusiera en su objetivo. Esto puede entenderse como un recelo a que MORENA se convierta en un “neo PRI”, sabiendo de los antecedentes y la importancia de este partido en la historia de México. Por otro lado, para el oficialismo, un gobierno centralizado permitiría impulsar el crecimiento del país y combatir flagelos estructurales como la violencia y el narcotráfico, viéndose materializado en los diversos intentos de López Obrador por reformar el poder judicial, proyecto que Sheinbaum promete continuar.


La realidad marca que en los próximos años México experimentará alteraciones en su administración interna. A diferencia del PRI, cuyo funcionamiento no giraba en torno a una única figura, MORENA lo hace en torno a López Obrador y corre el riesgo de fragmentarse una vez que este deje el cargo de presidente y se retire de la escena política. ¿Podrá Sheinbaum continuar con el legado de López Obrador? ¿Cómo afectará la potencial división de MORENA a la fortaleza del gobierno? ¿Centralizar el poder (o la “suma del poder público”) es la mejor herramienta para combatir la violencia y el narcotráfico?


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