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ESTADOS UNIDOS E ISRAEL: ¿UNA ALIANZA EN PELIGRO?

En el mundo de las relaciones internacionales, donde reina un sistema anárquico de poder, las alianzas estratégicas y la cooperación entre países es algo altamente honrado por los mismos: ese es el caso de Estados Unidos e Israel.


La base de la relación entre ambos Estados es el soporte militar que Estados Unidos le brinda a Israel (armas y tecnología militar de todo tipo), el cual lo beneficia ampliamente en su defensa de ataques externos y lo posiciona positivamente en el mapa internacional, dado que, en la actualidad, el país norteamericano es una de las potencias mundiales más significativas debido a su poder establecido. Asimismo, Estados Unidos ha sido un gran aliado del país israelí en el aspecto político y diplomático.


Teniendo en cuenta este contexto de alianza entre las naciones, ciertas declaraciones del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, hace unos días quebrantaron de alguna manera, y por primera vez en décadas, la relación estratégica existente entre los países y puede llegar a implicar un cambio en la política exterior de Estados Unidos y la región en general.


El crecimiento de las sospechas relacionadas a las actividades silenciosas de los israelíes para invadir Rafah, ciudad ubicada en la Franja de Gaza (territorio Palestino en el Medio Oriente), fue lo que impulsó a Biden a manifestar los siguientes dichos: “He dejado en claro que, si los israelíes invaden Rafah (que aún no lo han hecho), no suministraré las armas que históricamente se han utilizado para lidiar con las ciudades en ese territorio”. Sin embargo, la frase más impactante del presidente fue el reconocimiento de que las bombas enviadas por Estados Unidos habían sido usadas para el asesinato de ciudadanos en Gaza: fue lo que acreditó la posición estadounidense en la guerra.


Hasta ese entonces, el presidente no tenía interés en alterar la relación que mantenía con Israel. Su deseo era seguir apoyándolo, aún teniendo presiones provenientes de su propio partido político. No obstante, fue la sospecha de un posible ataque a esta ciudad al sur de Gaza, el cual se llevaría un saldo de 100.000 víctimas, el punto de inflexión en la decisión del líder norteamericano.


Joe Biden finaliza y sostiene que no abandonará a Israel: “Continuaremos asegurándonos de que Israel esté protegido en relación al funcionamiento de la Cúpula de Hierro (que se encarga de interceptar proyectiles o cohetes lanzados a una corta o mediana distancia) y a su habilidad de responder a ataques provenientes del Medio Oriente, pero no enviaremos armas ni proyectiles de artillería.” Sin embargo, Biden dejó en claro que estas son acciones meramente de precaución: las actividades de Israel en Rafah pueden haber generado tensión en la región, pero aún no han cruzado el límite al entrar en zonas densamente pobladas de la ciudad


En conclusión, por primera vez en mucho tiempo, vemos, por parte del gabinete estadounidense, la decisión de afectar negativamente una de sus relaciones políticas, económicas y comerciales más importantes en el Medio Oriente en pos de un bien mayor.

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