ESTADOS UNIDOS Y SU SISTEMA ELECTORAL (PRESIDENCIAL)
- Alejo García
- 14 jun 2024
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Por: Alejo García
El corriente año 2024 se encuentra marcado por elecciones. Taiwán, India, Sudáfrica, México y la Unión Europea han sido solo algunos de los importantes comicios que se han realizado este año; Francia y Reino Unido quedan por venir, pero hay una elección a ser realizada cuya importancia no puede ser subestimada. El 5 de noviembre los estadounidenses se dirigirán a las urnas a elegir a su próximo presidente. Sin embargo, e independientemente de lo que pensemos nosotros respecto al próximo habitante de la Casa Blanca, es imperante tener en cuenta la forma en la que se realizan las elecciones en el país del norte, ya que es marcadamente diferente a la presente en nuestro país. En este artículo nos vamos a limitar a mencionar las diferencias más importantes.
La primera gran diferencia se encuentra en la campaña. Mientras muchos países ofrecen regulaciones en mayor o en menor medida respecto al manejo de fondos y su origen, en Estados Unidos los controles son muy limitados. Los candidatos inician sus campañas con mucho tiempo de antelación (Trump lo hizo con casi dos años) ya que buscan recoger la mayor cantidad de donaciones y aportes posibles, los cuales alcanzan los cientos de millones de dólares. Este es un lugar dónde los grupos de interés entran en acción; un “lobby” hace una donación al candidato que quiere que asuma la presidencia y el mismo (en caso de ganar) se compromete a tener en cuenta sus peticiones al gobernar. Un candidato que respeta sus compromisos con sus grupos de interés se mostrará más atractivo para otros grupos y podrá recaudar más dinero en su próxima contienda, facilitando su reelección.
La segunda gran diferencia es la forma de elección. Estados Unidos elige a su presidente mediante un colegio electoral. ¿Qué significa esto? Que la población no vota directamente al presidente, sino a electores y ellos votan al presidente. Estos electores son asignados a los estados, los cuales deciden la forma en que los mismos son seleccionados. A excepción de dos estados (Maine y Nebraska), todos los estados le entregan la totalidad de sus electores a la lista ganadora.
La principal crítica a este sistema es que los votantes de una lista perdedora pierden cualquier influencia en la designación del presidente. Como ejemplo, California es un estado mayoritariamente demócrata, pero con una minoría republicana sustancial; en las elecciones del 2020, Biden obtuvo dos tercios de los votos y los 55 electores, mientras que Trump obtuvo un tercio de los votos y 0 electores; los 6 millones de votantes de Trump podrían muy bien no haber ido a votar, y no hubiese cambiado nada. Lo opuesto ocurre en los estados de mayoría demócrata. Así, las campañas presidenciales se centran en los “swing states”, los estados con una paridad entre demócratas y republicanos donde los candidatos de ambos partidos compiten por obtener ese voto más que les entregue todos los electores del estado. Es por eso que en el 2000 y en el 2016 las elecciones fueron ganadas por el candidato que había obtenido el segundo lugar en la votación popular. Otras disputas respecto al colegio electoral se relacionan con la asignación de electores o la existencia de electores desleales (no votan a su candidato).
La tercera gran diferencia, y una que tenemos que tener especialmente en cuenta, es el límite de términos. Mientras muchos son los países que prohíben o limitan la reelección indefinida, Estados Unidos tiene una cláusula constitucional que limita a todo ciudadano a ser presidente un máximo de dos veces. Eso quiere decir que, si una persona asume la presidencia en dos ocasiones, la misma nunca podrá volver a asumirla de nuevo. El expresidente Obama (2009 a 2017) no podría presentarse a elecciones incluso si así lo deseara, gracias a la enmienda número 22. Los dos principales candidatos este año ya habrán cursado un período como presidente, y no van a poder ser reelectos en 2028. Esto significa que ambos deberán dedicar su segunda presidencia a la construcción de un sucesor, cuando ambos partidos hegemónicos carecen de liderazgos fuertes por fuera de sus dos caras actuales.
Además de estas diferencias existen otras de menor importancia como que, en caso de que ningún candidato obtenga una mayoría en el Colegio Electoral, son las cámaras del Congreso las encargadas de desempatar. Otra diferencia mucho más importante es la elección de los representantes de la cámara baja del Congreso mediante el sistema de circunscripciones uninominales, lo cual trae en consideración las problemáticas asociadas al “Gerrymandering” y a la existencia de un solo representante en función de toda la población de la circunscripción, aunque este es un problema para otro análisis ya que afecta a muchos otros países y se limita en mayor medida al Parlamento.
En conclusión, es importante estudiar la forma única en que Estados Unidos elige a su presidente, ya que la misma determina la forma en la que el líder del mundo libre llega a la posición que ocupa y actúa desde la misma.
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