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LA CONFEDERACIÓN DE LA ALIANZA DE ESTADOS DE SAHEL: Una expresión de panafricanismo

Foto del escritor: Federico Guillermo TessariFederico Guillermo Tessari

Por: Federico Guillermo Tessari



El 16 de septiembre de 2023, la firma de la Carta Liptako-Gourma marcó un hito panafricanista en la historia del continente, específicamente en la región del Sahel. Sumidos en un contexto deplorable generalizado, los recientemente proclamados regímenes militares de la República de Burkina Faso, la República de Mali y la República de Níger decidieron tomar las riendas de sus respectivos estados con el objetivo de construir un nuevo futuro y dejar atrás la larga decadencia que caracteriza en gran medida al continente africano, unificando su política militar bajo la Alianza de Estados del Sahel (AES). A través de la red social “X” los Presidentes de Transición de Mali y Burkina Faso, el Coronel Assimi Goita y el Capitán Ibrahim Traoré, respectivamente, anunciaron su primera medida conjunta para finalizar con la amenaza yihadista que azota la región de la triple frontera (Liptako-Gourma) del Estado Islámico del Sahel (EIS). La más reciente victoria se materializó en la “neutralización” de Abu Houzeifa, uno de los líderes yihadistas más influyentes de la región, el 30 de abril de este mismo año.


La AES se estableció tras el fallido intento de la Unión Europea, más específicamente de la República Francesa, de finalizar con el yihadismo en la región por medio de la organización G5 Sahel. Actualmente, el organismo que fue compuesto por estos tres países, junto a Chad y Mauritania, no existe en términos prácticos. Los objetivos del G5 nunca llegaron a concretarse, ya que la amenaza islamista continuó haciendo estragos, conformando uno de los extensos motivos por los que sucedieron tales golpes de Estado.


El panafricanismo no sólo se evidencia en la unión contra el terrorismo sino también contra Occidente y sus prácticas neocoloniales, en las cuales Francia, nuevamente, está involucrada. A pesar de las sucesivas independencias africanas años después de la Segunda Guerra Mundial, la política exterior francesa en África viró hacia un neocolonialismo, expresado en una situación clientelar en términos económicos (dependencia económica exclusiva y presencia de empresas galas), políticos (favoritismo político y golpes de Estado) y militares (presencia militar e intervención en conflictos), que ha devastado a la región occidental de África durante años. En cuanto al apoyo internacional, la Federación Rusa y la República Popular China ven con buenos ojos la formación de una nueva confederación que pueda desestabilizar la influencia occidental en la región y promover la presencia de estos dos gigantes por medio de acuerdos sobre recursos naturales e infraestructura. Los regímenes militares necesitan este apoyo de tal magnitud sin el cual no podrían llevar a cabo su proyecto político. En adición, el presidente de Senegal, un panafricanista elegido por vía democrática, recientemente elogió el proyecto de los tres estados bajo régimen militar a pesar de sus diferencias políticas. Por lo tanto, Occidente desplegará todos los medios posibles para mantener su hegemonía en la zona.


Haciendo énfasis en el tratado constitutivo, el Artículo 11 establece: “La Carta está abierta a cualquier otro Estado que comparta las mismas realidades geográficas, políticas y socioculturales que acepte los objetivos de la Alianza. La solicitud de membresía es aceptada por unanimidad de los miembros”. Más allá del largo camino que todavía le falta recorrer a esta nueva alianza, el artículo significa la existencia de una visión a futuro, es decir, una “esperanza panafricanista”, con el objetivo de romper las cadenas europeas, pacificar el continente e introducirse en el concierto internacional.


No obstante, los jefes de Estado y los cuerpos diplomáticos no acordaron una simple cooperación militar. A comienzos de diciembre del año pasado, se celebró la primera reunión conjunta entre los ministros de Asuntos Exteriores, en la que se recomendó la extensión administrativa de la alianza y, en mayo de este año, se ultimaron los detalles del texto que oficialmente establecerá la Confederación de la Alianza de los Estados del Sahel. Próximamente, Malí, Burkina Faso y Níger unificarán su economía, sociedad, política exterior y demás aspectos en un solo Estado.


Claramente, esta década está caracterizada por una transición política violenta en África. Los gobiernos democráticos están siendo cambiados por gobiernos militares y autoritarios ante la continuación de la decadencia y la falta de resultados. Un dato a destacar es el gran apoyo popular con el que cuentan las facciones golpistas de los ejércitos nacionales, los cuales ahora asumen la responsabilidad de sacar a sus respectivos países de los índices más bajos en muchas cuestiones y romper finalmente con el dominio occidental. Ahora cabe esperar si las juntas militares de los 7 países en los que se dieron los golpes son capaces de mantenerse en el poder, ante posibles ataques internos y externos, para llevar a cabo sus ambiciosos proyectos políticos. ¿Qué le depara a la región del Sahel?


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