Por: Lucia Losas
Sabemos de la existencia de la monarquía en Europa desde hace siglos. Sin embargo, e innovando como siempre, Inglaterra fue el primer país en establecer oficialmente una Monarquía Parlamentaria: antes, el rey “se llevaba toda la torta”; ahora, el poder se repartiría entre el monarca y los parlamentos constituídos por el pueblo.
Es evidente que al rey aquello no le favorecía, pero los británicos no iban a dejar que “un don nadie con un apellido llamativo” gobierne y decida su futuro –o más bien, gobierne y “corte la torta” en porciones injustas-. Lógicamente, decidieron tomar cartas en el asunto: establecieron una exitosa monarquía parlamentaria y así le retiraron "el plato de la mesa" a la Corona. A medida que pasaron los años, recorrieron un largo camino donde el pueblo le relegó a la familia real un papel más bien representativo y tradicional. Según ellos, un “Jefe de Estado”.
Hasta hace poco, ese papel lo cumplía la Reina Isabel II. Luego de fallecida, su hijo Carlos III no dudó en suplantar a su querida madre en cuestión de días. Este cargo se relaciona con una cuestión de linaje: si no sos un heredero a la Corona, no vas a poder ejercer tal derecho. Nadie elige este puesto, pero sólo unos pocos renuncian a él. ¿Será que no renuncian a sus privilegios? ¿O realmente es un mandato divino portar la «Corona»?.
¿Inversiones o gastos innecesarios?
Son incontables los gastos de la Corona, no solo por sus vestimentas, carruajes o palacios, sino también por sus funerales, casamientos y eventos millonarios. Si hablamos de números, el funeral de la Reina Isabel II en septiembre de 2022 costó un total aproximado de 162 millones de libras. Además, recordemos que «cuando cae una pieza, otra debe reemplazarla», así que tengamos en cuenta la coronación del próximo heredero. Mientras la Corona planifica estos eventos, sus verdaderos agentes políticos se enfocan en problemáticas mundiales. No obstante, en un mundo que lucha contra la corrupción, el cambio climático, la pobreza y otras tantas problemáticas, ¿quienes mantienen tantos lujos?
La Corona cuenta con propiedades que financian sus voluptuosos gastos. Esta Subvención Soberana viene de las ganancias del Crown Estate, propiedades con las que generan ganancias en Londres, en las costas de Inglaterra, Gales e Irlanda. Sin embargo, como el pueblo aprendió a “cortar la torta en porciones iguales”, el gobierno de Reino Unido sólo destina un 25% a gastos de la monarquía.
¿Cómo reditúa la existencia de la Corona en Reino Unido?
Hoy en día, la Corona es algo esencial para el turismo. Al parecer a la población le interesa tanto la cultura británica, como los chismes que ocurren dentro de ella. Sin irnos muy lejos, pensemos en la serie de Netflix “The Crown”, que muestra a esta familia con estatus social como si fuera un episodio más de “The Modern Family”, donde la convivencia se transmite en las pantallas, nada más que con oro, poder y demás características que los diferencian.
La mayoría de nosotros morimos por ingresar a cualquier link de noticias que cuenten si los herederos al trono renuncian o no, y por mas que no lo queramos admitir, ellos buscan eso: que el pueblo los ame, los idolatre y admire. Atraen a turistas con el simple hecho de ver su palacio a través de esas emblemáticas rejas que dividen a una sociedad que enfrenta una realidad mundial, por un lado, y a ellos que viven un sueño, una fantasía, por otro. Somos conscientes de que nunca vamos a poder vivir “como reyes”. Sin embargo, seguimos manteniéndolos. Nosotros vivimos a través de la Corona, pero ellos viven gracias a nosotros, al pueblo.
¿La Corona tiene final?
La corona cobró vida gracias al pueblo, pero no cualquier vida: una eterna, sin final. Se convirtió en una parte esencial de la cultura británica, pero también mundial, siendo el emblema de muchos países y tema de conversación de muchas personas. Esto se mantendrá sólo si nosotros deseamos permitirlo.
En conclusión, un monarca es simplemente un muñeco de pastel que está en la cima con lujosos prestigios que nunca buscó, pero que le tocaron por cuestiones de sangre o simplemente apellido. Su finalidad es ser un ente cultural, emblemático y esencial para la economía del país. Además de ser el sentimiento de pertenencia que se mantiene en el pueblo britanico, ayuda a la población a creer en un poder divino que estrecha las manos en representación del país, en sí, la Corona inglesa. Algo que se preservó durante años, y que no va a dejar de hacerlo.
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