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LA CUERDA FLOJA DE MEDIO ORIENTE: Israel versus Hezbollah (e Irán)

Foto del escritor: Santiago López MicossiSantiago López Micossi

La violencia entre Israel y Hezbollah ha sido un tema constante en la región durante años, pero la situación actual ha llevado a una escalada sin precedentes. El 1 de octubre, Israel lanzó una serie de ataques aéreos dirigidos contra posiciones estratégicas de Hezbollah en el sur del Líbano, como respuesta a una serie de provocaciones y ataques con misiles que la milicia libanesa había llevado a cabo contra territorio israelí. Durante estos ataques, Israel logró dar un golpe decisivo al grupo al matar a diversos miembros de alta jerarquía incluyendo a su líder, Hassan Nasrallah, quien llevaba décadas al frente de Hezbollah. Esta muerte generó una respuesta inmediata por parte de Irán, que tiene en Hezbollah a uno de sus principales aliados en la región y una pieza clave en su estrategia de contrapeso frente a Israel.


En respuesta, Irán lanzó cerca de 200 misiles balísticos dirigidos a objetivos en Israel, siendo la primera vez en años que Irán atacaba directamente territorio israelí con tal magnitud. La Cúpula de Hierro, el sistema de defensa antiaérea de Israel, logró interceptar la mayor parte de estos misiles, pero el país permaneció en estado de alerta máxima. La tensión siguió aumentando, con Hezbollah lanzando más ataques esporádicos desde el sur del Líbano y las fuerzas terrestres israelíes incursionando en territorio libanés con el objetivo de desmantelar la infraestructura de misiles de Hezbollah. Sin embargo, el riesgo de un conflicto a mayor escala con Irán y otros actores en la región sigue presente. Para Irán, Hezbollah representa un aliado clave en su lucha por la influencia regional, permitiéndole proyectar su poder más allá de sus fronteras. Es por esto que desde hace mucho tiempo le proporciona apoyo financiero, militar y logístico como parte de la estrategia de "resistencia" frente a Israel, que incluye a otros grupos como Hamas en la Franja de Gaza.


La muerte de Nasrallah fue vista por Teherán como un golpe no solo a Hezbollah, sino a la propia estructura de poder iraní en la región. La rápida respuesta con el lanzamiento de misiles fue interpretada como una señal de que Irán no está dispuesto a permitir que sus aliados sufran ataques significativos sin represalias. Además, esto  es considerado como una advertencia a otros países occidentales que podrían verse incitados a intervenir en el conflicto en apoyo a Israel.


Por otra parte, no debe dejar de hablarse de Hezbollah. Este organización político-militar tuvo sus orígenes en la década de 1980 en el sur del Líbano como milicia de resistencia ante la ocupación israelí. El grupo fue evolucionando hasta convertirse en un ejército bien armado y financiado, con miles de combatientes y un arsenal sofisticado, en su mayoría proporcionado por Irán. Ha estado implicado en numerosos enfrentamientos con Israel a lo largo de los años, incluyendo la devastadora guerra de 2006. Sin embargo, las hostilidades recientes parecen ser diferentes debido a la magnitud de las acciones y a la participación directa de Irán.


La pregunta clave que surge de esta escalada es si el conflicto actual puede derivar en una guerra a gran escala que involucre no solo a Israel, Irán y Hezbollah, sino también a otras potencias regionales y mundiales. Existen varios escenarios posibles, cada uno con implicaciones profundas para la estabilidad de Medio Oriente y la seguridad global. En primer lugar, el escenario más probable es una guerra limitada entre Israel y Hezbollah con algunos ataques indirectos de Irán. Este escenario podría evitar una guerra regional total, pero las bajas civiles y militares serían considerables. En segundo lugar, un escenario más peligroso sería una escalada regional, que expanda el conflicto hacia otros países de la región como Siria e Irak, donde operan milicias pro iraníes que podrían unirse a los enfrentamientos. No debe obviarse el riesgo de que Estados Unidos intervenga directamente en el conflicto del lado de Israel, lo que podría atraer a otras potencias globales. Finalmente, el tercer escenario posible sería un acuerdo diplomático, que, dada la escalada actual, parece el menos probable. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de que las potencias internacionales logren mediar un cese al fuego, pero cualquier acuerdo dependería de que tanto Israel como Hezbollah e Irán estén dispuestos a hacer concesiones, lo que parece improbable en el corto plazo dada la agresividad de ambas partes.


Claramente la situación en Medio Oriente ha alcanzado un punto de inflexión. El asesinato de Nasrallah con la posterior represalia iraní aumentaron el riesgo de un conflicto más amplio en la región. Las próximas semanas serán críticas para determinar si el conflicto sigue escalando o si se alcanzará algún tipo de enfriamiento, aunque los antecedentes muestran que una solución diplomática no es viable. Sin embargo, dadas las circunstancias actuales, la posibilidad de un conflicto a gran escala sigue siendo una amenaza real.


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