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LA OTRA ARGENTINA

Foto del escritor: Lucas Lionel BuhlerLucas Lionel Buhler

La hipocresía que vimos estos últimos días con el aumento de la dieta en la Cámara de Senadores nos hace reflexionar acerca de una Argentina cada vez más desigual. Hay una Argentina que no es para los mortales; es un país completamente aparte donde solo vive la clase dirigente. Esta “Otra Argentina” está compuesta por personas con nula empatía que llegaron al poder legislativo olvidando su principal objetivo, mejorar la calidad de vida de las personas, ya que nos demuestran egoísmo y arrogancia con este tipo de decisiones.


Peor es pensar que nuestra actual vicepresidente opina que los diputados y senadores cobran poco por su tarea. Estos dichos generaron un gran rechazo en el ciudadano promedio por la simple y sencilla razón de que estos se encuentran en la Argentina real. Un país que está endeudado con una inflación alta, aunque en descenso paulatino, que siente las graves consecuencias, pero la “Otra Argentina” no es afectada en lo absoluto y sigue en su burbuja de ficción, a la cuál nunca va a renunciar voluntariamente. Solo para visualizar las dimensiones, hay que saber que más del 50 % de la población argentina es pobre en 2024, según datos de la UCA (Universidad Católica Argentina). Estamos diciendo entonces, que uno de cada dos argentinos está por debajo de la línea de pobreza. Estos legisladores están embriagados de poder y eso genera que disocien de la realidad, aumentándose los sueldos un 6,6% y pasando a ganar nueve millones de pesos en bruto. Ahora la pregunta es ¿quién gana esa cantidad de dinero en Argentina? Solo esa aristocracia dirigente. Hay casos como el del legislador Miguel Ángel Pichetto, que hace algunos meses dijo que los sueldos de diputados y senadores son los más bajos de la región, pero él lo piensa en términos absolutos y no relativos. Parece que se olvida del contexto en el que está inmerso o que viviera en la “Otra Argentina” o aún peor, parece que viviera de la política simplemente y no para la política. Si viviera para la política, entendería por la situación que está pasando la gran mayoría de la población y haría un esfuerzo como todos; no alzaría la voz como lo suele hacer. Este asunto es claramente una cuestión moral que trasciende y divide a los partidos. Mientras unos están haciendo el esfuerzo y quieren simpatizar con el pueblo, los otros solo buscan el beneficio personal; una tradición política que tendría que cambiar en el país para el progreso de nuestra nación.


Debido a la indignación que esto generó y la difusión que tuvo en los medios, Victoria Villarruel decidió convocar a una sesión especial para debatir el aumento de sueldo de los legisladores, con el objetivo de retrotraer el incremento salarial que provocó grietas en los partidos. Por suerte, esta medida resultó y los senadores fueron presionados por distintos sectores a retrotraer el aumento.


Una frase que esgrimió Milei vía X fue “El aumento de sueldo del senado es una traición al pueblo argentino”.


Personalmente, no coincido en muchos temas con él, pero sin lugar a duda no se equivoca cuando afirma que están traicionando al pueblo y su voto. Claramente la presidenta del Senado se dio cuenta de que cometieron un error y eso tendría costos políticos graves. También, este aumento se puede interpretar como un desafío al pueblo, porque todos los integrantes de la cámara sabían que no iba a tener el visto bueno de la población y, aún así, decidieron hacerlo pensando solamente en ellos y la “Otra Argentina”. Además, ésta se puede tomar como una isla de impunidad, en donde se creen tener el derecho a realizar cualquier acción sin tener consecuencias.


Entonces podríamos decir que hay dos Argentinas: la real, donde vivimos el grueso de la población argentina, y la de ficción, en donde solo se encuentran los dirigentes políticos en un lugar muy alejado de la cruda realidad. Esa es la verdadera grieta, la de los gobernantes y gobernados, no la de los partidos políticos. Este alejamiento produce un distanciamiento cada vez más de los ciudadanos y crea un sentimiento de indignación y enojo. Tendríamos que reflexionar si queremos continuar con esta Argentina agrietada o si queremos cambiarla: hacer que esos políticos bajen del lugar donde están y piensen seriamente la realidad que se está viviendo, la “Otra Argentina” no es aceptada.



Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de la Revista Conciencia Política y/o de la Pontificia Universidad Católica Argentina.


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