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LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA: UN REFLEJO DE CAMBIOS DE GOBIERNO

Foto del escritor: Sara SalasSara Salas

Por: Sara Salas


El pasado miércoles 7 de agosto, la Argentina reconoció oficialmente el triunfo de Edmundo González Urrutia en Venezuela y, a través de un comunicado difundido por la Cancillería Argentina, manifestó su postura: 


"La República Argentina, tal como había adelantado en el comunicado oficial emitido el 2 de agosto, concluye de manera inequívoca que el ganador indiscutido de la elección presidencial que tuvo lugar en Venezuela el 28 de julio es Edmundo González Urrutia. El pueblo venezolano se expresó mayoritariamente a favor de su candidatura y la voluntad popular debe ser respetada".

 

Para aclarar el contexto temporal de los acontecimientos en Venezuela, es importante destacar que el domingo 28 de julio de este año se llevaron a cabo las elecciones presidenciales. Este proceso electoral ha sido uno de los más esperados en la historia reciente del país, debido a la creciente tensión política y social. Según la mayoría de las encuestas realizadas en los meses previos a la votación, la oposición venezolana se encontraba en una posición muy competitiva, con una posibilidad real de derrotar al oficialismo, que ha estado en el poder bajo el liderazgo del chavismo durante los últimos 25 años. La expectativa generada por estas elecciones radicaba en la posibilidad de un cambio significativo en la dirección política del país, despertando un fuerte interés tanto a nivel nacional como internacional.

 

El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció ese mismo domingo el triunfo de Nicolás Maduro, el cual contó, según esta fuente, con una participación del 59%. La dirigente opositora, María Corina Machado, expresó que Maduro no había ganado las elecciones, sino que había perdido con una gran diferencia frente a Edmundo González, 67% frente a 30%. "Se han violado todas las normas. Nuestra lucha continúa", apuntó González. Frente a este resultado, varios países de la región expresaron su posición tras las elecciones realizadas. En el caso de la Argentina, Milei escribió en su cuenta de X: “Argentina no va a reconocer otro fraude, y espera que las Fuerzas Armadas esta vez defiendan la democracia y la voluntad popular. La Libertad Avanza en Latinoamérica”

 

Maduro le respondió en un acto, expresando: “Milei, basura, vos sos la dictadura”. Por lo que, luego del mismo, expulsó a todo el personal diplomático de la Argentina y exigió “el retiro de manera inmediata de sus representantes en territorio venezolano”. Lo mismo hizo con otros países de la región que no reconocieron su victoria electoral, como fue el caso de Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Entonces, frente a esto, vemos con total claridad la posición del gobierno actual. Asimismo, la canciller Diana Mondino se dispuso a un encuentro con sus pares de la región para evaluar la situación de Venezuela. Por lo que vemos, el gobierno está tomando acción con un gran papel activo en su nuevo programa de política exterior. Además, está asumiendo un rol fundamental en la región, defendiendo el respeto a la voluntad popular y condenando el fraude electoral.

 

Por último, la política exterior de Argentina ha demostrado ser sumamente variable dependiendo del gobierno en turno. Esta dinámica ha quedado claramente reflejada en la forma en que Argentina ha abordado las recientes elecciones en Venezuela. Durante la presidencia de Alberto Fernández, la postura de Argentina fue, en muchos casos, ambigua y poco confrontativa respecto al régimen venezolano, evitando una condena directa y abierta. Sin embargo, con la llegada de Javier Milei al poder, se ha dado un giro radical. Milei ha adoptado una postura mucho más crítica y frontal, reflejando un cambio drástico en la política exterior del país. Esto evidencia la ausencia de una política de Estado consistente en materia de relaciones exteriores, lo que provoca que la posición de Argentina en el escenario internacional dependa, en gran medida, del signo político de cada gobierno.

 

Por lo que, nos debemos preguntar a nivel doméstico ¿es posible establecer una política de Estado consistente en materia de política exterior que trascienda los cambios de gobierno? Y, en el caso que asuma otro gobierno con distinto signo político cuando finalice el mandato de Milei ¿la política exterior seguirá cambiando de manera drástica, afectando nuestras relaciones diplomáticas con los demás países?


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