Por: Candela Clapcich
La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos representa un acontecimiento significativo en la esfera internacional, con profundas implicancias para las relaciones económicas y diplomáticas entre Estados Unidos y Argentina.
El vínculo entre Trump y Milei no es casual, sino que refleja una afinidad política y una visión compartida de gobierno. En febrero de 2024, ambos líderes se reunieron en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington, donde se mostraron alineados en cuestiones clave como la defensa de la libertad individual, el rechazo al socialismo, y la oposición a la intervención estatal en la economía. Este acercamiento entre los dos mandatarios envía un mensaje claro: sus gobiernos priorizan políticas económicas liberales, disminución de regulaciones y una marcada postura anti-socialista.
Con Trump nuevamente en la Casa Blanca, Argentina podría experimentar un contexto de mayor cooperación en ciertos sectores estratégicos, como la energía y el comercio. Trump ha señalado en múltiples ocasiones su intención de reducir regulaciones y fortalecer la independencia energética de Estados Unidos, lo cual podría generar oportunidades para Argentina, dado el potencial exportador de hidrocarburos que posee en Vaca Muerta. Este alineamiento en la política energética podría facilitar la colaboración y el intercambio de tecnología, así como inversiones estadounidenses en el sector energético argentino, promoviendo la seguridad energética bilateral.
Sin embargo, el proteccionismo económico de Trump, caracterizado por la imposición de altos aranceles a productos importados para fomentar la producción local, puede presentar desafíos para Argentina. Aunque Milei comparte una postura de liberalización económica, la dependencia argentina de ciertos mercados y bienes importados podría encarecer sus costos. Además, la devaluación del peso y la inflación podrían ser exacerbadas si las políticas estadounidenses generan fluctuaciones en el mercado financiero global, afectando las tasas de interés y el valor del dólar.
El lema de Trump “Peace through strength” y su enfoque en “America first” plantean un escenario de relaciones internacionales más restrictivo. Este nacionalismo podría provocar que Estados Unidos limite su intervención económica y diplomática en América Latina, priorizando sus intereses sobre los acuerdos multilaterales. La relación de Trump con potencias como China también podría influir en Argentina, que mantiene lazos económicos significativos con el gigante asiático. En este sentido, Trump podría presionar para que Argentina disminuya su dependencia de China, especialmente en sectores como infraestructura y tecnología, aumentando la competencia por el dominio de los recursos naturales en América Latina.
Por otro lado, la visión compartida entre Trump y Milei respecto a la migración, el libre comercio y el combate a la “izquierda radical” puede consolidar a la Argentina como un aliado clave en la región para Estados Unidos en un contexto de disputa geopolítica. Argentina podría posicionarse como un socio estratégico de Estados Unidos en Sudamérica, especialmente en temas de seguridad y lucha contra el narcotráfico.
En su cuenta de X, el presidente Milei expresó su emoción por el resultado provisorio de los comicios. “Ahora, Make America Great Again. Saben que pueden contar con Argentina para llevar a cabo su tarea. Éxitos y bendiciones”, cerró Milei en su saludo a Trump. Este hecho no es solo un gesto protocolar; representa una señal de respaldo a las políticas que Trump llevó adelante en su mandato, que incluyen un enfoque proteccionista, una reducción de la intervención del Estado y un manejo de relaciones internacionales que prioriza la soberanía de los Estados Unidos. Además, este respaldo entre ambos puede considerarse como una declaración simbólica de Milei sobre su alineación con políticas nacionalistas y un enfoque pragmático, más que ideológico, en temas de comercio y seguridad.
Si Kamala Harris hubiera ganado, a lo mejor la relación con Argentina se habría enfocado en economía, justicia social y política ambiental; incentivando sectores como energías limpias y derechos humanos. En el plano internacional, cabía la posibilidad de que su enfoque multilateral favorezca las exportaciones argentinas y fortalecido alianzas globales, especialmente frente a China. Sin embargo, sus políticas de control y regulaciones fiscales habrían limitado la liberalización económica que propone Milei.
En conclusión, la victoria de Trump refuerza un eje conservador en el hemisferio occidental, del cual Milei es un aliado natural, mientras que una administración de Harris podría haber significado un camino diferente, enfocado en la equidad social y económica y en la sostenibilidad ambiental. La capacidad de Argentina para adaptarse y negociar con un Estados Unidos que prioriza sus propios intereses será crucial para evitar posibles impactos negativos y aprovechar las oportunidades de este nuevo escenario político internacional.
¿Cómo crees que esta relación entre Trump y Milei afectará el futuro de Argentina en el escenario internacional? ¿Y qué efectos podría haber tenido una presidencia de Harris? ¡Te leemos!
Commentaires