Hasta hace unos días, esta semana se contarían 14 viajes al exterior de Javier Milei como presidente. Se tenía programada una visita a México para este 23 y 24 de agosto, aunque la misma finalmente fue suspendida.
A pesar de ello, se tenía en claro que durante esos días el presidente de la Nación no se reuniría con López Obrador ni con la presidente electa Claudia Sheinbaum, quienes claramente no sostienen afinidad ideológica con Milei. Cuando recientemente se le preguntó al presidente de México si llevaría a cabo algún encuentro bilateral con el mandatario argentino este respondió: “No. Porque no coincido con su manera de pensar y su forma de ser”. Es importante recordar que no existe conflicto diplomático entre ambos países, pero sí hubo roces entre los representantes de los mismos a principio de año, cuando intercambiaron mensajes ofensivos por la plataforma X.
Según Manuel Adorni en una de las últimas conferencias de prensa, la finalidad del viaje era realizar una “reunión con empresarios de características que puedan ser de relevancia para el futuro de la República Argentina” y el día 24 participar de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), a la cual ya asistió en dos oportunidades este año, una en Washington y la última en Camboriú, Brasil. Resulta evidente la proximidad política e ideológica que Javier Milei tiene tanto con el evento mismo como con quienes asistirán a él.
Frente a esto puede haber muchas posturas. Algunos consideran que estos viajes son beneficiosos económica y políticamente para la Argentina, mientras que otros lo consideran un capricho del presidente, quien, con este tipo de actividades, podría parecer aún en campaña, buscando la adherencia de ciertos sectores políticos en diversos países. Otros podrían concluir incluso que se encuentra dando la famosa “batalla cultural”, pues las ponencias o discursos que da durante estos eventos tienen un mensaje ideológico muy marcado.
En materia de política exterior, ya es bien conocida la alternancia que existe en la Argentina, que, con cada cambio de gobierno las relaciones con otros países y las alianzas cambian de manera rotunda. Este tipo de actitudes que toman nuestros gobernantes no ayudan a que esta situación mejore. Nos resulta del todo entendible que una reunión con empresarios e incluso la asistencia a un evento con una tendencia política afín a ciertos personajes como Donald Trump puedan ser beneficiosos para nuestro país en el corto y largo plazo, pero las reuniones bilaterales con mandatarios extranjeros, al menos por cortesía, también generan confianza en el comercio, la inversión y el desarrollo industrial. Afianzan y muestran al mundo la idea de que la Argentina se encuentra dispuesta a mantener un rumbo fijo en las relaciones con otros países, dispares o no ideológicamente.
Esta cuestión, en definitiva, da y dará mucho para hablar en los próximos años, en los cuales, muy seguramente estos viajes y actividades del presidente continuarán estando presentes. Por eso nos queda tiempo para reflexionar sobre todo esto, en especial sus pros y contras, sus repercusiones para el país y más concretamente para la de cada argentino particular al cual representa y para el cual trabaja Javier Milei.
Dejo algunas preguntas que me nacen a la hora de pensar en esto, cada uno tendrá su postura, pero creo que pueden servir a la hora de analizar este tipo de cuestiones.
¿Consideras que todo esto nos ayudará como país para generar confianza y atraer inversiones extranjeras? ¿O se trata de un capricho del presidente? ¿Este tipo de actividades buscan dar la batalla cultural? ¿Es esa realmente la tarea de Javier Milei como presidente?
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