Por: Santiago Sanchez Sigal
El liderazgo de Mauricio Macri ha sido, desde su fundación, un pilar fundamental para el PRO ya que bajo su imagen el partido se alzó a lo más alto al ganar las elecciones nacionales de 2015, derrotando al Kirchnerismo, que gobernaba desde 2003. Siguió siendo el líder de cara a las elecciones de 2019, donde el PRO salió derrotado pero continuó siendo la cabeza de la oposición hasta por lo menos el 2021. Esto, aún con el crecimiento exponencial de Milei, manifestado en las PASO 2023 donde logró el 29,86% de los votos. Macri con el correr de las semanas empezó a acercarse al líder libertario para realizar una alianza de cara a las elecciones de segunda vuelta donde el candidato en cuestión salió victorioso para convertirse en el nuevo presidente de los argentinos, teniendo en su gobierno personalidades propias del ala PRO como Bullrich, Petri o Caputo.
Sin embargo, sus recientes intentos de romper con Milei permiten percibir una declaración de intenciones, sobre todo con la realización de una reunión en Olivos donde convocó a distintas figuras de su partido como Ritondo, Frigerio o Torres. y llamó la atención la ausencia de Bullrich, Arabia y Rodríguez Larreta. Bullrich (quien hasta hace poco era la presidente del PRO) es la actual ministra de seguridad de Milei y mantiene una posición de apoyo al actual presidente de la Nación, lo cual genera una disputa en cuanto a la dirección del espacio. Macri responde pidiendo la renuncia de 24 de 33 integrantes del consejo directivo del PRO bonaerense y la remoción de Daniela Reich, entonces presidenta en la provincia, fiel bullrichista y esposa de Diego Valenzuela, . limpiando así el anclaje de la ex presidente del partido. Con ello, Patricia redobló la apuesta llamando a la conformación de un espacio llamado “PRO-Libertad” generándose así una división interna significativa.
Queda así dividido el espacio entre quienes apoyan una línea más tradicional, liderados por Mauricio Macri, que apela a volver a los valores tradicionales del PRO, corrompidos y desdibujados por la frenética lucha por la victoria en las PASO 2023 entre Larreta y Bullrich, y aquellos que buscan una renovación mediante el acercamiento a Javier Milei, liderados por Bullrich.
En definitiva, el PRO se encuentra en una disputa por definir su norte y quien salga victorioso va a determinar el lugar que ocupe el espacio en la política nacional durante los próximos años. En consonancia con lo mencionado, es clave cuestionarse qué ventaja obtiene el espacio en caso de imponerse Macri en esta disputa, teniendo lugar el PRO “tradicional” bajo su imágen.
Primero es importante cuestionar lo expresado por Macri en cuanto a volver a los valores tradicionales del PRO, más allá de que tendría que quedar claro cuales son, hay que percatarse de que no queden bajo la sombra del gigante ideológico que es La Libertad Avanza. Se está planteando volver a valores que ya levantó la población, y les dio su oportunidad de aplicación, en un escenario político donde claramente se planteó el cambio, el optar por algo que antes no estaba, algo nuevo.
En síntesis, esto puede llegar a generar dudas de la efectividad de reclamar por un volver cuando todo el escenario grita avanzar. Este punto se refiere a lo discursivo, pero también, podemos observar lo mismo en cuanto a imágen del partido, que al estar liderado por Macri es quien encarna las “nuevas aspiraciones” del mismo. Habiendo sido ya presidente de un gobierno que no terminó satisfaciendo las esperanzas de la población que lo votó en 2015, se vio castigado por la derrota en 2019 contra Alberto Fernández y no logró, junto a su partido, alcanzar el ballotage en 2023.Es entendible su posición de líder del partido habiendo sido la cara del éxito pero, en este caso, su perpetuación en esa posición tiene un efecto negativo ya que, al igual que el árbol grande, genera una gran sombra que no permite que crezca nada a su alrededor. Esto impide la renovación y adaptación del partido a las nuevas dinámicas de la política en las que la gente reclama por novedades, como lo fue la aparición de Javier Milei.
Hoy, todo lo que tenga que ver con el pasado es responsable de la situación crítica del país, por lo que todo cambio para bien, va a ser interpretado como consecuencia del accionar, no de lo viejo, sino de lo nuevo. Sólo con nuevas personalidades al frente del espacio y que desarrollen atractivo por sí mismas, el PRO “tradicional” va a poder crecer para volver a ocupar el gobierno. No cortar la atadura a Macri como última palabra del espacio va hacer que el mismo se hunda con el declive de la persona que lo creó, donde sobran los ejemplos históricos.
En conclusión, para tener esa adaptación a lo nuevo, para el PRO no sería lo más efectivo seguir liderado por quien lo hizo exitoso en su momento pero también fue la cara de su expulsión del gobierno, los momentos son otros y en definitiva, parece necesario cortar las ramas del árbol para que el sol empiece a dar en nuevos puntos del espacio.
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