Por: Soffya Ocampo
Los países del Sahel, Malí y Níger sorprenden a la comunidad internacional con el anuncio de la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Ucrania. Este es el resultado de una creciente inestabilidad en la región, sumado a las acusaciones de la colaboración ucraniana en agrupaciones rebeldes del norte de Malí, zona marcada por la violencia e insurgencia.
El detonante de esta crisis diplomática fue una declaración del portavoz del servicio de inteligencia militar ucraniano, Andrei Yusov, quien sugirió que Ucrania estaba colaborando con los rebeldes tuare. Tanto Malí como Níger han justificado su decisión alegando la injerencia de Ucrania en sus asuntos internos. Estas tensiones entre los países se comprenden teniendo en cuenta que esta es una región que ha sido un foco de conflicto desde hace años, con varios grupos armados luchando por la independencia o mayor autonomía frente al gobierno central de Malí.
En un gesto de solidaridad, Níger también rompió relaciones diplomáticas con Ucrania. El portavoz de la junta militar de Níger, Amadou Abdramane, declaró que esta decisión fue tomada en "total solidaridad con el gobierno y el pueblo de Malí". El mandatario calificó las acciones de Ucrania como un "acto de agresión" y anunció que llevarían el caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que se pronuncie sobre lo que consideran una violación de la Carta de la ONU y las normas internacionales.
Esta ruptura diplomática tiene amplias implicaciones tanto a nivel regional como internacional. Malí y Níger han estado estrechando sus lazos con Rusia en los últimos años, especialmente mediante la colaboración con el grupo militar privado Wagner, que ha sido crucial en sus esfuerzos por contener las insurgencias locales. La presencia de Wagner ha sido controvertida, con numerosas acusaciones de abusos y violaciones de derechos humanos en la zona ya mencionada. Además, esta crisis diplomática amenaza con eclipsar los esfuerzos de Ucrania por ampliar sus lazos en el sur global y obtener apoyo en su lucha contra la invasión militar rusa. El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, se encuentra actualmente en una gira por países africanos, incluyendo Malawi, Zambia y Mauricio, en un intento por reforzar estos lazos y obtener apoyo diplomático y económico.
Las reacciones internacionales no se han hecho esperar. Varios analistas han señalado que esta ruptura diplomática es un golpe para Ucrania en su intento de ganar aliados fuera de Europa. Al mismo tiempo, refuerza la posición de Rusia en África, donde ha estado buscando expandir su influencia a través de acuerdos militares y económicos con varios países del continente.
Por otro lado, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tendrá que abordar esta nueva crisis y evaluar las acusaciones de apoyo al terrorismo por parte de Ucrania. Este organismo ya está sobrecargado con múltiples conflictos globales, y la inclusión de este nuevo problema subraya la complejidad y la interconexión de las crisis internacionales actuales.
La decisión de Malí y Níger de romper relaciones diplomáticas con Ucrania marca un nuevo capítulo en la compleja crisis del Sahel. Las motivaciones detrás de esta medida y sus implicaciones a largo plazo aún están por verse, pero lo que es evidente es que la región sigue siendo un foco de tensiones y conflictos geopolíticos. Con acusaciones de apoyo a grupos rebeldes, una creciente influencia rusa en África y el esfuerzo continuo de Ucrania por consolidar apoyo internacional en su lucha contra Rusia, esta situación seguirá desarrollándose y tendrá repercusiones significativas tanto en la región del Sahel como en la arena internacional.
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