Por: Blas Rossi Lomonte
La globalización ha moldeado el mundo actual tan incisivamente que hechos que se presentan como cotidianos para nosotros, pueden llegar a ser considerados por nuestros antepasados como verdaderas hazañas. Un ejemplo de esto son las fluidas relaciones comerciales entre los países, que los empujan a posicionarse constantemente en función de la actualidad internacional. Claro que esto no es ninguna verdad revelada, simplemente una de las tantas aristas del escenario internacional que mandatarios como el canciller alemán Olaf Scholz han tomado en cuenta. Sin ir más lejos, este último ha declarado que “si China está cambiando, entonces nuestro enfoque hacia China debe cambiar”.
¿Por qué traemos a China a la conversación? Porque es innegable la interacción del gigante asiático con países europeos, y no sólo en el plano comercial como sucede mayormente en África, sino también en el plano político. En relación con esto último, hace unas pocas semanas trascendió la noticia de que el canciller ucraniano, Dmyutro Kuleba, viajó a Pekín para encontrarse con su homólogo chino. Por supuesto que el centro del encuentro fue la guerra ruso-ucraniana y las expectativas desde el lado chino de lograr la evasión de posibles sanciones por parte de Occidente, teniendo en cuenta la cercanía de Xi Jinping con Putin. Además, en caso de que la propuesta de paz ideada por China llegara a triunfar, representaría un aumento en el prestigio internacional por parte del país. Empero, teniendo en cuenta que dicha paz contempla más territorio ucraniano bajo control ruso, es más que probable que sea desechada. En este sentido, el canciller Kuleba reclamó por un “diálogo directo” entre ambos Estados para solucionar el conflicto e instó a un acuerdo entre las propuestas de paz, previendo la posición de mediadora por parte de China.
Atravesada por la guerra, Alemania se enfrenta a una situación similar. De la mano de Scholz, puso su atención en China, su mayor socio comercial; pero varios en el país advirtieron acerca del peligro de caer nuevamente en la trampa de la dependencia, teniendo en cuenta lo sucedido con el gas ruso hace muy poco tiempo. Uno de los que se percataron de esta encrucijada fue el parlamentario Felix Banazsak, remarcando que Alemania debe hacerse lo más independiente posible de Estados individuales, sobre todo de aquellos que “no comparten nuestros valores”. Es interesante esta última frase porque Banazsak traslada el debate de la relación chino-germana a un plano ético y social, no sólo económico comercial como la contempla Scholz. Sin embargo, yendo a lo concreto, millones de puestos de trabajo en Alemania dependen de las actuales relaciones comerciales con el Gigante Asiático. Por ende, el choque cultural es una de las muchas aristas de la cuestión.
Lo que resulta interesante es analizar esta tríada (China, Alemania y Ucrania) en el plano internacional actual, ya que el laberinto en el que se encuentra el país germano se complejiza aún más. Desde una visión militar y económica, es férreo el compromiso alemán en la causa ucraniana. Empresas militares alemanas como Rheinmetall son tenaces en la provisión de armamento a las tropas ucranianas, motivo suficiente para que el presidente de esta empresa recibiera un intento de atentado por parte de Rusia. Con esto en consideración, es más que palpable el compromiso de Alemania con Ucrania. Ahora bien, la incógnita es China, como hemos visto. Ya sabemos que es crucial para la economía alemana, por lo cuál, no es fácil desprenderse de ella. En cuanto a su rol en la guerra europea deja más dudas que certezas no sólo para la propia Alemania, sino también para todo Occidente, ya que por un lado recibe al canciller de Ucrania y se perfila como una mediadora pero, por otro, realiza ejercicios militares conjuntos con Rusia, sobrevolando Alaska con aviones de combate.
De esta forma, sólo nos queda la incertidumbre propia de las relaciones internacionales, esperando nuevas noticias que aclaren la posición de China con respecto a la guerra europea y que ayuden a Alemania a tomar próximos pasos con mayor solidez.
Muy buen artículo, 10/10