Está claro que el problema de Argentina es, principalmente, político, pues se trata de la decadencia de nuestra clase dirigente. Contrario a la creencia de muchos en la actualidad, y especialmente con la irrupción de Milei, se sostiene que para solucionar los problemas de la política “hace falta menos política” como afirmó en su discurso el diputado Benegas Lynch con motivo del tratamiento de la Ley Bases. Pese a ello, considero oportuno aclarar que el hecho de que la misma haya obtenido “media sanción” se debe, justamente, al haber trabajado con la política.
Parte del fracaso de la anterior Ley Bases se debe al hecho de haber tenido, desde parte del oficialismo, una sensación de superioridad frente al resto de las bancadas: se acusaba al oficialismo de no sentarse a negociar en los puntos claves y de carecer de experiencia política para el manejo de la ley. No les importaba sentarse a negociar con la política, y posteriormente, las polémicas formas de Milei hacia los gobernadores llevaron a que la ley se terminara cayendo.
Sin embargo, aquel que creíamos antisistema y anti política, resultó ser un estadista y el mejor político de todos. En su discurso de apertura de las sesiones ordinarias, se evidenció en el presidente un cambio discursivo y de formas respecto a la política. En lugar de calificar nuevamente al Congreso como un “nido de ratas”, o darle la espalda al Congreso como aquella vez cuando asumió, Milei optó por un papel menos agresivo y más pragmático, proponiendo acercamiento como el abrirse al diálogo con los gobernadores y restablecer su relación tras el furcio con la Ley Bases, bajo el llamado “Pacto de Mayo”.
Nos guste o no, las reformas que necesita el país (ya sea en materia laboral, previsional, monetaria, entre otras) deben, inevitablemente, pasar por el Congreso; esta dinámica es parte de nuestro sistema democrático y ahora parece que Milei lo entendió mejor que nadie. Veamos: inmediatamente tras el rechazo de la Ley Bases en febrero, el presidente salió en todos los medios a exponer a la “casta” y a afirmar que las reformas las hará “con o sin la política". No obstante, tres meses después, el Ejecutivo mandó nuevamente la ley y hoy tiene una aprobación preliminar. Quizás no hablamos de la misma ley que se trató en febrero; algún simpatizante del oficialismo podría decir que los cambios que se introducen con la ley son mínimos, pero representan un punto de inflexión que el nuevo gobierno quiere dar; y lo a lo logrado, nos guste o no, con el apoyo de la política.
Porque es con la política, y no contra ella. Milei tiene la oportunidad histórica de limpiar la política de tantos malos hábitos y dejadeces; de devolverle el sentido correcto al término política y dar las soluciones que la gente necesita. Enseñar que no somos todos lo mismo.
Asimismo, el Pacto de Mayo es la oportunidad para aspirar, por primera vez en muchos años, a la unidad de todos los argentinos. Constituye un acuerdo que concentre las pautas mínimas y necesarias, a partir de las que todos los argentinos podamos entendernos y marchar hacia un país libre y próspero. A pesar de ello, Milei debe entender que todo esto es con la política, con el diálogo y nunca contra ella o sin ella.
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