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TURKMENISTÁN, LA COREA DEL NORTE DE LA QUE NADIE HABLA

Foto del escritor: Matias GonzalezMatias Gonzalez

Por: Matías González


En el continente asiático se han observado, en los últimos años, regímenes y sistemas políticos que no han sido ideados ni aplicados en los distintos países asiáticos como Occidente hubiera querido, lo que generó un sinfín de críticas desde este último. El Partido Comunista Chino y su inviolable hegemonía en China, el régimen de Corea del Norte en el que la familia de Kim gobierna desde que se fundó el Estado, las monarquías absolutas o constitucionales de Medio Oriente como Arabia Saudita o Qatar, entre otros casos, han sido material de crítica por parte de lo que se conoce como el mundo occidental, democrático y libre, ya sea desde las élites, los medios de comunicación o distintos grupos de opinión. Si se quiere, esto puede extenderse a otras partes del mundo, como Cuba en Latinoamérica o Yibuti en África. 


Sin embargo, hay un caso del cual se ha hablado mucho menos y se lo ha criticado menos que a los regímenes recién nombrados: Turkmenistán. Ubicado en Asia Central y a las costas del mar Caspio, Turkmenistán nació como una nación independiente a partir de la disolución de la Unión Soviética, en 1991. Posee un total de seis millones de habitantes, su capital es Ashgabat y cuenta con importantes reservas de petróleo y gas. Más allá de estos datos geopolíticos, lo más trascendente es destacar que desde la fundación e independencia del país como tal, ha gobernado un solo partido, el Partido Democrático de Turkmenistán (ex Partido Comunista Turkmeno, cuando era parte de la Unión Soviética) y teniendo desde 1991 hasta la fecha de hoy solamente tres presidentes. El primero de ellos fue el ex Secretario General del Partido Comunista Turkmeno, Saparmurad Niyazov, que para 1999 fue declarado presidente vitalicio del país.  A la muerte de Niyazov, a fines de 2006, le siguió Gurbanguly Berdymujamédov, que asumiría a inicios de 2007 y que en 2012 sería reelegido con el 97% de los votos. Ya en 2022, necesitado de un recambio generacional, el presidente postuló a su hijo Sedar como candidato, ganando por más del 70% las elecciones y siendo el tercer presidente del país en más de treinta años. 


Es un país al que se ha tildado de “extremadamente cerrado al mundo exterior” y con buenas razones, debido a que, si bien mantiene relaciones diplomáticas con más de cien países, desde su constitución se estipula que Turkmenistán tiene una política exterior sumamente neutral donde no se alinea con grandes potencias. Desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y distintos canales se mostró preocupación por los derechos humanos en Turkmenistán, sobre todo con relación a las minorías uzbekas que viven en el país y las poblaciones no musulmanas, totalmente marginadas, generando que muchas personas se exilien. De hecho, Human Rights Watch llegó a describir a Turkmenistán como “uno de los países más represivos y cerrados del mundo”. 


Es un país donde los medios de comunicación están monopolizados por el Estado desde el primer gobierno y donde se le rinde un culto, casi mesiánico, al ex presidente Niyazov, con una gran cantidad de estatuas y monumentos en homenaje a él en Ashgabat y diferentes puntos del país. Como si fuera poco, el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional sitúa a Turkmenistán en el puesto 170 de 180 y le ha llegado a otorgar una de las puntuaciones más bajas: 18 puntos de 100. 

¿Conocías el caso de Turkmenistán? ¿Podrá algún día Turkmenistán abrirse al mundo exterior como la gran mayoría de los Estados lo hace?


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